“¡Ya sé!” dijo el mercader.
“Dejaré el acero en la casa de mi amigo.
Él lo vigilará por mí.” El mercader llevó las 600 libras de acero a la casa
de su amigo.
Una semana después, el amigo necesitaba dinero. “Realmente necesito algo de dinero. Pero no tengo nada que vender.”
Entonces, el hombre pensó en el acero del mercader.
El hombre tenia el acero colocado en la esquina de su casa. “Puedo vender el acero. Pero, ¿Qué le digo a mi amigo? Tal vez le puedo
decir una mentira sobre eso. Él me creerá. Él es mi amigo.” El hombre vendió
el acero del mercader, y puso el dinero en un lugar seguro.
En tres días, el mercader regresó, y fue a la casa de su amigo. “Gracias por vigilar mi acero. Me lo voy a
llevar ahora.”
Pero el amigo le dijo, “¡Oh, tengo
terribles noticias para ti! Puse el acero en la esquina. Una noche, los ratones
estaban hambrientos. Lamentablemente todos ellos se comieron todo el acero.”
El mercader no mostró sorpresa. “¿Así sucedió? Siento escuchar eso. Pero sé que los ratones aman el acero. Además, sus
dientes son muy filosos. Los ratones pueden comer acero fácilmente.”
El amigo estaba feliz, pensando que su amigo le había creído. Mientras el mercader
se retiraba, vio al pequeño hijo de su amigo. El niño se entretenía en un juego
fuera de su casa. Entonces el mercader tomó al niño, y se lo llevó a su casa. El pequeño
muchacho estaba llorando, pues quería mucho a su familia. Sin embargo,el mercader le dio un dulce
al niño, y así el muchacho dejó de llorar.
Pocos minutos después, el amigo llegó a la puerta del mercader, estando muy preocupado. “¿Viste a mi hijo? Se ha ido. No puedo encontrarlo."
El mercader dijo, "Creo que lo vi.Vi a una águila llevando a un niño.”
El mercader dijo, "Creo que lo vi.Vi a una águila llevando a un niño.”
“¡Pero eso parece
imposible!" gritó el amigo, ¡Una águila llevando a un niño!
El mercader rió, "Parece imposible. Pero cosas extrañas suceden en este pueblo. Un raton se come 600 libras de acero. Una aguila toma a un pequeño. Es dificil de creer, pero puede ser verdad."
El amigo bajó la mirada hacia el suelo. Él entendió. El mercader le había enseñándo una lección.
El amigo bajó la mirada hacia el suelo. Él entendió. El mercader le había enseñándo una lección.
“Tienes razón. Es imposible para un raton comer
acero. Te mentí. Yo vendí tu acero. Pero voy a darte todo el dinero. Por favor.
Regrésame a mi hijo. Él es más importante que el dinero.”
El mercader aceptó el trato, y el hombre fue a casa, encontró el dinero y se lo regresó al mercader. A su vez, el mercader fue a traer al muchacho, y se lo regresó a su padre. El padre y el hijo estaban felices de estar
juntos otra vez.
Leyenda persa, tomada de “Festival
of Folktales.” Dominique
Press. Carlsbad, California, 1993. Págs., 19-20.
me parese super este cuento
ResponderEliminarBella historia se encuentra en el BAIDABA
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