La pequeña Havroshechka era una huérfana. Ella no tenía padres. Una
familia tomó a Havroshechka a su casa. Ellos querían que ella fuera su
sirviente. La muchacha trabajaba todo el tiempo.
En la casa, había tres hijas. Las muchachas se llamaban, Un-Ojo,
Dos-Ojos, y Tres-Ojos. Las tres hermanas no hacían nada todo el día. Ellas solo
se sentaban y veían a gente andar. Ellas nunca le decían una palabra de aliento
a Havroshechka.
Un día, Havroshechka salió afuera a ver a su vaca. “Oh, tu eres mi única amiga,” dijo ella. “La señora y las hijas me pegan y me gritan. No me dan suficiente comida.
Tengo que trabajar todo el día sin descansar. La señora dice, que tengo que
tener cinco piezas de vestido para mañana. Si no, no tengo comida.”
La vaca amaba a Havroshechka. Ella dijo, “Te ayudaré.” De repente. Cinco piezas de vestido aparecieron. La vaca
era una vaca mágica. Havroshechka tomó los vestidos para su señora. La señora
dijo, “¿Ya terminaste? Entonces te daré
más trabajo. Quiero diez piezas de vestido para mañana.”
La pequeña Havroshechka le dijo a la vaca su problema. Esta vez, hizo
las diez piezas de vestido. Nuevamente la muchacha tomó los vestidos para su
señora.
La señora no le dijo nada a Havroshechka. La muchacha abandonó el salón.
“Hijas, vengan aquí,” dijo la señora.
“Alguien le está ayudando a Havroshechka.
Un-Ojo, ve y ve quien le ayuda a la muchacha.”
Un-Ojo fue con Havroshechka a los campos. La hija se echó en el zacate. La
pequeña Havroshechka cantó, “¡Duerme,
pequeño ojo, duerme!” Un-Ojo cerró su ojo y cayó en sueño. Al ella dormir,
la vaca hizo la ropa.
Enseguida, la señora envió a Dos-Ojos
a observar a la pequeña Havroshechka. Dos-Ojos también se echó en el
zacate. Havroshechka cantó, “¡Duerme,
pequeño ojo, duerme pequeño otro ojo!” Dos-Ojos cayó en sueño.
Esta vez, la señora envió a Tres-Ojos para observar a Havroshechka. Esta
hija también se echó sobre el zacate. Havroshechka cantó, “¡Duerme, pequeño ojo, duerme pequeño otro ojo!” Ella olvidó todo
acerca del tercer ojo. Dos de los ojos de Tres-Ojos, cayeron en sueño. Pero el
tercero vio todo.
Las hijas fueron a casa. Ella le dijo a su madre sobre la vaca mágica.
La mujer le dijo a su esposo, “Ve y mata
a la vaca.”
Havroshechka oyó a su señora hablar. La muchacha fue a la vaca. “¡Quieren matarte!” dijo ella. La
muchacha estaba llorando.
La vaca respondió, “No estés
triste. Después de que muera, toma mis huesos. Entiérralos en el jardín. Riégalos
cada día.”
La pequeña Havroshechka obedeció las instrucciones de la vaca. Después
que la vaca fue muerta, ella tomó los huesos. Los enterró en el jardín. Y ella
los regó cada día.
Un hermosos manzano comenzó a crecer en el jardín. En pocos años, tenía
deliciosas manzanas. Y el árbol tenia hojas de oro. Todo mundo vino a ver el árbol especial.
Mucho tiempo después, un hombre vino. Él vio a las tres hijas viendo el
camino. “¡Muchachas! me casaré con
aquella que me traiga una manzana de ese árbol especial”
El hombre joven era rico y guapo. Las tres hijas se apresuraron hacia el
árbol. Cada una trató de agarrar una manzana. Pero el árbol no permitiría a las
muchachas tomar una manzana. El árbol oscilaría las manzanas en lo alto en el
aire. Las muchachas trataron y trataron. Aún, ellas no pudieron tomar manzanas.
Entonces, Havroshechka caminó hacia el árbol. Instantáneamente, una manzana cayó a sus manos. Ella dio la manzana al hombre joven. Havroshechka y el hombre joven se casaron pronto después. Desde ese día, la muchacha no conoció mas tristeza.
Leyenda rusa tomada de “Festival of Folktales.”
Dominique Press. Carlsbad, California, 1993. Págs., 76-79.
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