sábado, 18 de junio de 2016

Csucskari

     Más allá de los siete mares, un gitano pobre vivía con tres hijos. El anciano padre tenía poco dinero. Los hijos le dijeron a su padre, “Sabemos que tienes muchos problemas. Te dejaremos ara buscar nuestra fortuna.” El padre dijo tristemente a sus hijos, adiós.

     Al andar ellos caminando, los tres jóvenes gitanos vieron al rey de los soldados. Un soldado le dijo a los hijos, “Escuchen, amigos. El rey tiene un mensaje para cada uno, rico o pobre, joven o viejo. Por muchos años ha habido solo oscuridad. El sol y la luna han abandonado el cielo. El hombre que pueda fijar el sol y la luna en el cielo, tendrá la mitad del reino. Él también podrá casarse con la princesa.”
     A los tres hijos les gustó la idea. Fueron al palacio del rey. El hijo más joven, Csucskari, hizo un contrato con el rey. El hombre joven firmó un contrato en letras de oro con su dedo.
Los tres hijos viajaron. En el camino, hablaron con un anciano sabio. El hombre les dijo que fueran al bosque. Allí, ellos encontrarían una caja especial. Esta caja tenía el secreto para fijar el sol y la luna. Pero primero, tendrían que pasar por una tierra peligrosa. Esta tierra era el hogar de dragones.

     Los tres hijos entraron a la tierra del hogar de dragones. Pronto, escucharon terribles ruidos. Enfrente de ellos estaba un dragón de ocho cabezas. Csucskari dijo, “¡Déjenme pasar! He venido a fijar el sol y la luna.”
     “¡Nadie pasa por aquí!¡Prepárense a pelear!” dijo el dragón. Csucskari luchó contra el dragón con su espada. Al final, él ganó. Los tres hombres jóvenes continuaron su viaje. Pronto escucharon más terribles ruidos. Esta vez era un dragón de diez cabezas. Nuevamente Csucskari lucho contra el dragón y ganó.

     Los hombres jóvenes estaban casi ya en el bosque. Entonces, frente a ellos, ¡Había un dragón con doce cabezas! El dragón le dijo a Csucskari, “Tú ganaste la batalla contra mis dos hermanos. Pero no me ganarás a mí.”
     La pelea comenzó. El dragón y Csucskari eran iguales en fuerza. La pelea duró dos días. Al final del segundo día, el hijo más joven dijo al dragón, “¡Debo ganar!¡Debo traer luz al reino.” Con un golpe final, Csucskari ganó el combate.
     Cansados pero felices, los tres hijos llegaron al bosque. Ellos encontraron una caja con doce abejas dentro de ella. Las abejas tenían el poder de traer de nuevo la luz. Los jóvenes, encones, comenzaron su viaje de regreso al palacio. En su camino, se detuvieron en la casa de un herrero. El hermano mayor le contó al herrero sus aventuras. El herrero dijo, “Voy a tomar la caja de ustedes. Entonces, puedo ir al palacio por la recompensa.” Los tres hijos trataron de detener al hombre. No pudieron. El herrero era más fuerte que veinte hombres.

     Csucskari vio al herrero llevar puesta una camisa especial. Cuando el hombre se fue a dormir, él le quitó su camisa. Esa noche, Csucskari robó la camisa especial. El herrero estaba muy enojado cuando despertó. Él necesitaba su camisa para ser fuerte. Los tres hijos tomaron de nuevo la caja de abejas. El herrero no los pudo detener.
     Los tres jóvenes se fueron en su camino. Al final llegaron al palacio. Csucskari dijo al rey, “Buen día para usted, señor. Traeré ahora luz a la tierra. Y entonces, me casaré con la princesa.” El joven abrió la caja de abejas. Las doce abejas volaron hacia el cielo. Una vez más, el solo brilló durante el día, y la luna brilló durante la noche.

     Gente de siete países llegaron a la boda real. Csucskari se casó con la hija de sangre del rey. Y la fiesta de bodas duró siete años y siete minutos.                

  Leyenda húngara tomada de “Festival of Folktales.” Dominique Press. Carlsbad, California, 1993. Págs., 38-41. 

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