Cuando él empezaba a comer, una sombra negra cayó sobre la hoja. La
oruga volteó hacia arriba. Un cuervo estaba volando arriba de ella. La gran ave
negra aterrizó aun lado de la oruga. La oruga pretendía no ver a la ave. Ella
calmadamente comió su desayuno.
“Disfruta tu comida, oruga. Después, serás un desayuno
más grande para mí,” dijo el cuervo.
La oruga paró de comer. Ella miró hacia arriba. “Buenos días, cuervo. ¿Te gustan los acertijos?”
El cuervo dijo, “Por supuesto, soy
bueno para los acertijos.”
“Entonces te diré uno,” dijo la oruga. “Si la contestas, podrás disfrutar tu desayuno más. Si no la puedes
contestar, entonces buscarás tu desayuno en un nuevo lugar.”
“Muy bien,” dijo el cuervo. “Primero, mi
mente estará feliz. Luego, mi estomago estará feliz.”
“Menciona la cosa más dulce del mundo,” dijo la oruga.
“Eso es muy fácil,” contestó el cuervo. “La cosa más
dulce es la azúcar.”
“Ahora, nombra la cosa más amarga del mundo,” dijo la oruga.
“La cosa más amarga es un limón. ¿No tienes una
pregunta difícil?” preguntó el
cuervo.
“Está bien. ¿Cuál es la peor cosa olorosa del mundo?” preguntó la oruga.
“La cosa más apestosa es el estiércol. Este acertijo
es aburrido. Conozco todas las respuestas.”
“Finalmente, ¿Cuál es la cosa mejor olorosa en el
mundo?” preguntó la oruga.
“La cosa mejor olorosa en el mundo es la flor de Magnolia,” dijo el cuervo.
“Ya respondí tus malos acertijos. Ahora, puedo
comenzar mi desayuno.” El cuervo cogió
a la oruga.
“¡Espera un minuto! No tan rápido,” gritó la oruga.
“Tu primer respuesta es incorrecta. Tu segunda respuesta es incorrecta. Y tu
tercera y cuarta respuesta son incorrectas también.”
El cuervo dijo, “¡Pero, estoy en
lo correcto!”
“No, no lo estas,” dijo la oruga. “Estoy muy sorprendido.
No conoces las respuestas correctas. Las cosas más dulces del mundo son las
palabras amables y cariñosas. Las cosas mas amargas son las palabras crueles.
Las cosas más mal olorosas son un mal nombre y una mala reputación. Y un buen
nombre y una buena reputación, son las cosas de mejor buen olor en el mundo.”
El cuervo estaba enojado. Él soltó a la oruga. “Está bien, Tú ganas. Buscaré un desayuno en un nuevo lugar.” El
cuervo se alejó volando.
La oruga comenzó a comer su hoja otra vez. Era un hermoso día, de
verdad.
Cuento de Camboya tomado de “Festival of Folktales.” Dominique Press.
Carlsbad, California, 1993. Págs., 32-34.
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