Hace mucho, mucho tiempo, había una chica infeliz. A ella no le gustaba
el trabajo de las mujeres. Cada día, la mujer trabajaba muy duro. Y cada día,
el trabajo era siempre el mismo. A la muchacha no le gustaba extraer plantas
para comer. A ella no le gustaba buscar insectos para comer. No le gustaba
preparar los alimentos. Y no le gustaba cuidar niños. A ella le gustaba hacer
el trabajo de los hombres y los muchachos. La vida de ellos le parecía más
libre. Cada día, los hombres y los muchachos dejaban el campamento para cazar
por comida. Para la muchacha, el trabajo de los hombres era más excitante.
Un día, la muchacha decidió huir de su vida aburrida. Ella dejó el
campamento mientras su padre estaba lejos cazando. Ella corrió y corrió. Ella
llegó a un valle a través de un arroyo. La muchacha no encendió un fuego. Ella tenía
miedo que su padre pudiera ver el fuego. Luego, él la iría a buscar. Esa noche
ella durmió cerca del arroyo. Ella permaneció en el valle por muchos días. Había
plantas e insectos para comer. Cada día la muchacha escalaba una montaña y
buscaba a su padre. Un día, ella lo vio en la distancia. La muchacha rió para sí
misma. Ella sabía que su padre no la podía encontrar. Ella había escondido bien
sus huellas.
Mas días pasaron. La muchacha no vio a su padre otra vez. Al final, la
muchacha se sintió segura. Ella hizo un fuego con palos. Luego ella cocino
algunas plantas e insectos. Es noche, ella durmió en paz. Pero el padre de la
muchacha no se había ido lejos. Él había acampado cerca de las montañas. En la
noche, él vio la luz de la fogata de la muchacha. Al siguiente día, él caminó
hacia el valle. Él se escondió detrás de las rocas. Él observó a su hija buscando
insectos en los arboles. Entonces él fue a agarrarla. La muchacha lo vio y
gritó. Ella corrió a un grupo de árboles. Ella se escondió detrás de un árbol blanco.
El árbol estaba roto y no tenia parte superior. Al principio, el [adre no vio a
su hija. Luego él la vio escondida.
La chica tenía miedo. Ella no quería regresar a su antigua forma de
vida. De repente, ella recordó algunas palabras mágicas. Su abuela le había dicho
esta magia hace mucho tiempo. Ella se agarró del árbol. Luego ella rápidamente dijo
las palabras mágicas. Había mucho ruido. El árbol salió de la tierra. La
muchacha se agarró mientras el árbol brincaba y bajaba por el valle. El padre
corrió tras la muchacha y el árbol blanco. Él corrió y corrió hasta que tuvo
que parar. Su cuerpo no pudo correr más. Enojadamente, él vio el salto del árbol
fuera de vista.
Pronto la muchacha estaba lejos, muy lejos de su padre. Ella estaba a
salvo. Pero, ¿Cómo podría parar al árbol? Ella no concia las palabras mágicas.
Ella siguió saltando hasta que el árbol llego a ser parte de ella. Sus piernas
crecieron largas y fuertes. Sus brazos se hicieron cortos.
Se dice que esta muchacha fue el primer canguro. El canguro es tanto
blanco como negro. Tiene el color oscuro de la muchacha y el árbol blanco. Al
canguro también le gusta saltar y ser libre.
Cuento de australia, tomado de, “Festival
of Folktales.” Dominique Press. Carlsbad, California, 1993. Págs., 55-57.
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